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       Muy buenas tardes. Gracias por estar aquí. Es un gran honor contar con su presencia y compartir esta tarde con ustedes.

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       Esta mañana me levanté con dos opciones: leer mi discurso, o darlo de corazón. Quienes nos han acompañado a congresos anteriores recordarán que yo he leído mis bienvenidas porque la verdad es que a mí me da mucho miedo hablar en público. Hoy decidí retarme a mí misma y dirigirme a ustedes sin leer ningún papelito.  Por favor, les pido paciencia.

 

       ¿Qué es un reto? para mí, es salir peinada de mi casa. Sin duda, a través de los diferentes roles que nos toca jugar a las mujeres a lo largo de nuestra vida, enfrentamos grandes desafíos con mucho esfuerzo y determinación. Pero, en ocasiones, perdemos la confianza para tomar acción. Y tristemente, muchas veces dejamos ir lo que más queremos lograr.  Enfrentarnos a un reto implica salirnos de nuestra zona de confort. Y no es fácil. Pero si no lo hacemos, corremos el riesgo de dejar ir nuestros sueños. Como sociedad corremos el riesgo de caer en la indiferencia.

 

     Creo que uno de los retos más grandes que afrontamos actualmente, es el de crear una comunidad que nos acoja, que nos apoye y que nos impulse a lograr nuestras metas más preciadas.

 

       Yo me siento sumamente agradecida y orgullosa porque este congreso es la sinergia de muchas voluntades. Y agradezco a mis compañeras organizadoras, a las conferencistas y a nuestras voluntarias por haber ido más allá de sí mismas. Y por habernos traído lo mejor de ellas para crear este espacio para ustedes. Por favor, démosles un fuerte aplauso.

Nuestro desafío como organizadoras ha sido, y es, tocar esa partecita que las mueve a ustedes, queridas participantes. Así que, las invitamos a que se regalen esta tarde de introspección.

 

       ¿Y saben qué? Hoy se vale de todo. Se vale reír, se vale llorar, se vale saltar. Se vale mostrarse tal cual. Sobre todo, se vale conectarnos con nosotras mismas, con nuestras compañeras, con la que está enfrente, con la que está atrás—con todas—honrando nuestra chingonería. Dense un fuerte aplauso por estar aquí.

 

       Y démosle nuevamente un aplauso al equipo que ha hecho de este día una realidad.

 

       Ahora les pregunto:  Chingonas, ¿están listas para el reto?